ALEXANDER FLEMING, HUESPED DE HONOR (10)

El desè dia, el  va tocar tornar a la Universitat per un asistir a un acte solemne en el seu honor

Por la tarde, nuestra Universidad rindió al descubridor de la penicilina el homenaje de una sesión académica que revistió especial solemnidad, no sólo por el carácter de la humanísima disertación de Sir Alexander Fleming sino también por el marco excepcional en que se celebró y el calor que puso la barcelonesa Universidad —«ayuntamiento de maestros y discípulos»— en batir palmas en honor del sabio británico. El cual sólo pudo ganar la salida, bloqueada de admiradores, a fuerza de firmar autógrafos a los muchos estudiantes que se los solicitaban.

La Universidad rindió ayer un apoteósico homenaje al Dr. Fleming
Los estudiantes le hicieron objeto de vivas manifestaciones de admiración y simpatía

Llega el profesor británico

La Universidad de Barcelona rindió ayer un grandioso homenaje al profesor Fleming, en honor del cual se celebró un solemne acto académico en nuestro primer Centro docente.

Desde poco después de las siete de la tarde quedaron completamente atestados de público, entre el que predominaba el elemento escolar, el gran salón del Paraninfo universitario, así como el Aula Magna, a la que iba a ser retransmitido el acto.

Poco antes de las siete y media llegaron a la Universidad sir Alexander Fleming y lady Fleming, que al pie de la escalera de honor fueron recibidos por el rector magnífico doctor Luño Peña, quien les invitó a pisar a los salones del Rectorado. En estos se encontraban ya todas las autoridades académicas, civiles y militares; a todos saludó el doctor Fleming amistosamente.

Pocos minutos después de las siete y media de la tarde, las autoridades, rodeando al sabio investigador británico, salieron del Rectorado y se dirigieron al Paraninfo.

En el Paraninfo.
La presidencia del acto y personalidades asistentes

La entrada de la comitiva en el Paraninfo universitario revistió caracteres de apoteosis Puesto en pie, el público tributó a sir Alexander Fleming una ensordecedora ovación que se prolongó mientras las autoridades e invitados de honor ocupaban sus sitiales.

La solemnísima sesión académica fue presidida por el excelentísimo y magnífico rector de la Universidad, don Enrique Luño Peña, a cuya derecha se sentaron el doctor Fleming, el gobernador civil, doctor don Eduardo Baeza Alería, y el teniente de alcalde ponente de Cultura y catedrático, don Tomás Carreras Artau. A la izquierds de la presidencia se sentaron el gobernador militar y subinspector de la IV Región Militar, general conde de Almodóvar; el coronel Echegaray, jefe del Sector Aéreo, y el cónsul general de la Gran Bretaña, señor Hobson.

En los estrados de la presidencia se situaron, destacadamente, las personalidades siguientes: Rector honorario, doctor Eusebio Díaz; secretario general de la Universidad, doctor Bonet; decanos y vicedecanos de todas las Facultades Universitarias, si como el Claustro en pleno de profesores; cónsules acreditados en Barcelona; 'general' don Juan Galbis;jefe provincial de Telecomunicación, señor Pueyo; director del Instituto Británico, señor Derek Traversi; director de la Biblioteca Central, señor Mateu Llopis; presidente accidental de la R. Academia de Medicina y Cirugía, doctor Colominas; director del Hospital de Infecciosos, doctor Trías Bes; directores de les Institutos de Segunda Enseñanza; doctor don Dionisio Montón y otras personalidades y representaciones.

Lady Fleming y las damas que la acompañaban tomaron asiento en los sitiales, especialmente reservados a la izquierda de la presidencia.

Se inicia la sesión académica
Salutación del doctor Covaleda

El acto comenzó con el canto, por la Schola Cantorum universitaria dirigida por el maestro Pérez Moya, del himno universitario «Gáudeamus ígitur». A continuación pronunció unas palabras el doctor Covaleda, catedrático de Higiene en la Facultad de Medicina, quien dijo que le había sido encomendada la misión específica de dar la bienvenida a la Universidad de Barcelona al doctor Fleming, de todos conocido y admirado por su hallazgo de la penicilina. Dijo que la Historia de la Medicina está llena de esta suerte de hallazgos que se apellidan fortuitos cuando son fruto, en realidad, de una vida entera de trabajo y estudio. Señaló que había que felicitar al Ayuntamiento de Barcelona por haber gestionado la presencia del profesor Fleming en España, a quien la Universidad se honraba en recibir como a uno de sus miembros.

Calurosos aplausos rubricaron la salutación del doctor Covaleda.

Conferencia del famoso bacteriólogo
Desarrolló el interesante tema «El éxito»

A continuación, el profesor Fleming se levantó para hacer uso de la palabra, recibiendo una clamorosa ovación. Sin moverse de la presidencia procedió a la lectura, en inglés de un resumen de su conferencia

«Succes» (El éxito), finalizado el cual, el doctor Sánchez Lucas leyó el texto íntegro de la conferencia en castellano, según la versión realizada por el Instituto Británico de nuestra ciudad.

La conferencia del doctor Fleming se inicia con un párrafo de gracias a la Universidad de Barcelona. Inmediatamente se pregunta el disertante sobre qué cosa sea el éxito, puntualizando que, en general, no se aspira al éxito cosechado por los piratas; el bardo escocés Robert Burns, procedente de Ayrshire, pueblo natal del doctor Fleming, logró un éxito como poeta, pero en lo material hay que considerarle como un fracasado.

Como, ejemplo de sus meditaciones, Fleming toma la figura de Luis Pasteur, y resigue las incidencias de su vida, parando atención en su descubrimiento, verificado a los 27 años, de la asimetría de los cristales del ácido racémico, lo que dio lugar al nacimiento de la ciencia esteoroquímica. Detalla el azar que llevó a Pasteur a Lille y sus observaciones sobre la fermentación alcohólica que determinó sus estudios sobre los microorganismos. Loe escritos de Pasteur fueron debidamente apreciados en Gran Bretaña por Lister, instaurador de la cirugía antiséptica.

¿Cómo llegó Pasteur al éxito? Trabajando, observando cuidadosamente y pensando con claridad. En mi éxito —declara el profesor inglés— la fortuna ha tenido un papel preponderante. Yo fui educado en una granja; a los catorce años marché a Londres y durante cuatro años me gané la vida en una oficina. Porque tenían un club de natación muy activo fui a la Facultad de Medicina de Santa Maria y allí conocí al más célebre de los bacteriólogos británicos. Almroth Wrigth, con quien he trabajado más de cuarenta años.

«Solamente un grupo de hongos de los miles cuya existencia es conocida, puede afectar a algunas de las miles de bacterias diferentes que existen en el mundo». De ahí deduce, con modestia, lo casual del descubrimiento Quizá el motivo fundamental de descontento por la falta de éxito se deba a que muchos no pueden encontrar el lugar donde encajar. El hijo de padres ricos tiene la desventaja de carecer del incentivo de la necesidad; y el hijo de familia muy pobre, tiene demasiadas necesidades.

Sin la colaboración ajena, nada satisfactorio puede lograrse. Pero el hombre que trabaja, sólo es siempre el que da los primeros pasos en una materia, aunque los demás la agoten; la historia de la penicilina abona este aserto.

Para lograr el éxito hay que trabajar muchísimo, prosigue Fleming. Hay que pensar sobre lo que se hace y no pasar por alto ningún fenómeno inusitado. La fortuna está ofreciendo constantemente oportunidades y hemos de estar en posesión de conocimientos para aprovecharlas. Por último, y dirigiéndose a los que se dedican a la investigación, sir Alexander Fleming citó un fragmento de Mervyn Gordon, que termina: «El objeto de toda investigación es el proceso de los conocimientos y no la elevación del investigador».


La ovación que coronó la lectura de la conferencia, resulta indescriptible. Puesta en pie, la Universidad de Barcelona, con sus maestros y discípulos aclamó durante largo rato al sabio británico.

Discurso del rector
«El secreto de su triunfo radica en la virtud de la humildad»

Todavía retumbaban los aplausos en honor de Sir Alexander Fleming cuando se levantó el rector. «En nombre del claustro en pleno de profesores de esta Universidad — dijo — rindo al egregio profesor nuestro testimonio de bienvenida y nuestro tributo, sin reservas, de gratitud y admiración. La Universidad de Barcelona se muestra particularmente sensible al honor de ser la primera que en el ambiente monumental y docto de su Paraninfo recibe el magisterio del doctor Fleming, maestro, sabio y genio representativo de una época, que no ha expuesto aquí sus triunfos personales sirio que ha preferido formularlos con su modestia y con su ejemplo altísimo. Si él nos ha explicado el camino del éxito, los españoles hemos intuido, con nuestro genio metafísico, que el secreto de su triunfo radica en la virtud de la humildad que le ha conferido la Divina Providencia para el mejor servicio del prójimo. Vuestro rasgo, profesor Fleming, dejará surco en el mundo científico internacional, puesto que esta Universidad no sólo es el oriente académico de España, sino el camino de enlace con los demás centros europeos, a los cuales daremos a conocer los términos con que aquí os expresasteis».

El auditorio aplaudió largamente al señor Luño Peña, y la «Schola Cantorum» universitaria entona, en honor del doctor Fleming, otras dos composiciones, maravillosamente afinadas, dándose la sesión por terminada.

Final del acto
El doctor Fleming firmó numerosos autógrafos

Con el mismo ceremonial que a su llegada, rodeado de las autoridades y de los catedráticos de todas las Facultades, el doctor Fleming abandonó el Paraninfo en dirección al Rectorado, en medio de un fragor de entusiásticos aplausos.

Durante unos minutos departió en el despacho del rector con las autoridades académicas, y alrededor de las nueve de la noche se dispuso a abandonar el recinto universitario, lo que logró después de firmar innumerables autógrafos que le solicitaron, con respeto pero con ahínco, muchísimos estudiantes y en particular las señoritas alumnas universitarias.

(la Vanguardia Española, Sábado 5 de junio de 1948)

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