ALEXANDER FLEMING, HUESPED DE HONOR (8)

El vuitè dia de la visita de Fleming a Barcelona, dimecres 2 de juny, comença amb la seva segona conferència a l'Hospital del Mar. 

Mañana, miércoles, hablará en el mismo lugar y hora sobre «El uso de la penicilina».

        (La Vanguardia Española, martes 1 de/junio de 1948)

En su conferencia, pronunciada en el Hospital de Nuestra Señora del Mar ante numerosísimo público, fijó la ortodoxia terapéutica del producto por él descubierto.
El doctor Fleming disertó ayer sobre “El uso de la penicilina”

En el Hospital Municipal de Infecciosos

Con su disertación de ayer en el Hospital Municipal de Infecciosos cerró el doctor Fleming el ciclo de conferencias magistrales que ha profesado en la mencionada institución.

Presidió el acto el doctor Frouchtman, y con él ocuparon el estrado los doctores Esquerdo y Sánchez Lucas. La concurrencia era, sí cabe, más numerosa que en los días anteriores.

Hizo el doctor Fleming tema de su disertación «El uso de la penicilina». Y comenzó exponiendo cómo descubrió la penicilina en 1928, cuando una da las placas de cultivo con estafilococos se contaminó accidentalmente con un ñongo y observó cómo desaparecían las colonias microbianas que habían crecido a su alrededor. Buscando la causa de este fenómeno y repitiendo el experimento múltiples veces con distintos gérmenes, llegó a descubrir y ver las posibilidades de este gran antibiótico. Antes del trascendental descubrimiento, todos los antisépticos eran más destructivos para los leucocitos que para las bacterias, mientras que la penicilina demostró ser prácticamente inocua para aquéllos.

Después de describir las propiedades físicas y químicas de la penicilina, haciendo resaltar la importancia, que tiene e1 evitar que se humedezca y su destrucción por si calor excesivo, a pesar de que puede mantenerse a 70 grados durante media hora, recordó la técnica de su valoración, y pasó a concretar cuatro reglas prácticas para su correcto.

Por la primera recordó que la penicilina sólo debe administrarse a los pacientes con enfermedades producidas por gérmenes sensibles a ella, aun cuando dicha sensibilidad para algunas bacterias depende de la dosis empleada. Recomendó la comprobación de su eficacia «in vitro». Con el germen causante de la enfermedad para conocer las posibilidades terapéuticas en ella, afirmando que el agente causal que no se- afecta por concentraciones de dos unidades por centímetro cúbico es poco probable responda al tratamiento, aun a dosis muy-altas. Administrado localmente se obtienen concentraciones mucho mayores que lar conseguidas al hacerlo por vía circulatoria en general.

Recomendó la administración a dosis suficientemente elevadas para así conseguir una mayor eficacia destructora de los gérmenes de la infección. Explicó la técnica que él considera mejor para hacer la titulación en el suero hemático y expuso en gráficas las concentraciones y tiempos de absorción y eliminación que se consiguen según la vía seguida en la administración subcutánea, intramuscular o endovenosa. Para resolver el problema de la rápida eliminación, comentó los distintos métodos empleados, con los que se pretende unas veces una disminución de la velocidad de absorción, y otras disminuir la eliminación, detallando especialmente las basadas en suspensiones oleosas.

Recomendó no abandonar el tratamiento hasta que la bacteria infectante esté totalmente destruida, hecho de especial importancia en la endocarditis lenta y en la osteomielitis, y terminó exponiendo las ventajas del uso de la penicilina como medio preventivo en las intervenciones quirúrgicas y comentando la extraordinaria potencia del citado antibiótico, que, diluido 80 millones de veces, continúa demostrando su eficacia.

Al finalizar su conferencia, el doctor Fleming recibió expresivas y prolongadas muestras de admiración y simpatía de la clase médica barcelonesa.

Finalmente, el doctor Trías de Bes señaló el honor que el Hospital Municipal de Infecciosos ha recibido con la. Presencia del doctor Fleming en la cátedra de la institución y se felicitó del interés con que la clase médica barcelonesa ha seguido el desarrollo de las lecciones magistrales del insigne hombre de ciencia.

Agasajo al ilustre científico

Desde el Hospital de Infecciosos el profesor Fleming se trasladó a un típico restaurante donde fue obsequiado con un almuerzo íntimo por los médicos adscritos al indicado establecimiento benéfico municipal.

De tornada a l'hotel va poder sentir, una vegada més, l'agraiment pel seu descobriment. El visita una malalta curada per la penicilina. 

El profesor Fleming siguió recibiendo el homenaje de esta ciudad, en el que puso la nota emotiva la expresión de agradecimiento de una paciente salvada por la «penicilina». 

A su regreso al hotel, mediada la tarde recibió el espontáneo homenaje de una familia de Castellón de la Plana, formada por un matrimonio y su hija. que le entregaron un retrato al óleo del insigne bienhechor de la Humanidad, en agradecimiento por haber salvado la esposa su vida gracias a la penicilina. Dicha señora —según manifestó su marido—llevaba mucho tiempo enferma, agravándose su estado al extremo de que los médicos indicaron como último remedio la aplicación de la famosa droga, con la que recobró plenamente su salud. Se informó a sir Alexander del hecho por el esposo, quien le dio las gracias con una expresiva carta, recibiendo meses después del profesor Fleming una fotografía con dedicatoria, que ha servido para que una pintora de aquella capital levantina hiciera su retrato.

Emocionó muy singularmente a cuantos presenciaron la escena el momento en que el padre, con lágrimas en los ojos, dijo a su hija: «Besa la mano del señor Fleming, gracias al cual tenemos todavía a mamá en casa».

Per acabar el dia, visita el Club Britànic, per la tarda i a la nit, acudeix a escoltar l'Orféo Català al Palau de la Música.

Por la tarde asistió a una recepción dada en su honor por el Club Británico, y, por la noche, a la audición del Orfeón Catalán.

Recepción en el Club Británico

A las siete, los señores Fleming estuvieron en los locales del Club Británico, de la-Plaza Urquinaona, donde se celebró una recepción en su honor.

Fueron, recibidos por: el, cónsul general británico. Mr. Ho'bsan; el presidenta del Club, Mr. Cretchley y demás directivos; el director del Instituto Británico-, Mr. Traversi; el presidente de la Cámara Británica de Comercio en España, Mr. Royston St. Noble; representaciones de las instituciones inglesas radicadas en nuestra ciudad, y la colonia británica.

El profesor Fleming recibió el homenaje de sus compatriotas, prolongándose la recepción durante la cual todos los asistentes fueron obsequiados con un delicado aperitivo.

En el Palacio de la Música

Sir Alexander Fleming y su distinguida esposa asistieron anoche al concierto celebrado en el Palacio de la Música, donde el «Orfeó Catada»,, los solistas vocales Concepción Badía, Concepción Callao, Alfonso Fleta y J. López Esparbé y una numerosa orquesta interpretaron, bajo la dirección del maestro Luis María Mollet y con el mismo caluroso éxito que las dos anteriores veces, el magnifico oratorio «Elias», de Mendelssofan.

Sir Alexander y Lady Fleming pasaron al palco presidencial, en él que tomaron asiento acompañados de los doctores Trías de Bes y Froutchman, con sus respectivas esposas; el teniente de alcalde, ponente de Cultura, doctor Carreras Artau; el doctor Arruga; el director del Instituto Británico, señor Traversi; el presidente del «Orfeó Cátala», señor Renart, y el vocal señor Viladraga. '

La presencia del doctor Fleming fue acogida con una clamorosa ovación por el público, que llenaba totalmente la sala.

Al terminar la segunda parte del concierto, la Junta del Orfeó Cátala obsequió al eminente hombre de ciencia, en el salón de actos, con un vino de honor, durante el cual Sir Alexander Fleming hizo grandes elogios de los intérpretes del oratorio «Elias» y agradeció vivamente las atenciones de que había sido objeto.

Por hallarse algo fatigado, Sir Alexander y Lady Fleming se retiraron del Palacio de la Música antes de concluir el concierto, siendo despedidos con las mismas acendradas muestras de simpatía con que se les había recibido.

La Vanguardia Española, jueves 3 junio1948)